Amígate con la postura del pino

by | Apr 29, 2022 | En español, Handstand

Este artículo fue originalmente desarrollado y publicado por Yoga International, republicado con el permiso de Yoga International.

Encontrarte con un compañero de la clase de yoga en el transporte público no es algo que suceda todos los días, pero menos habitual aún es que comience a hablar sobre la postura del pino.

“¿Alguna vez has dictado talleres para la postura del pino?”, me preguntó este amigo. Ahí estábamos, una década atrás, parados en un metro abarrotado, valiéndonos de las barras de metal que cuelgan del techo para mantener el equilibrio. Me sorprendió lo extraño y azaroso de nuestra conversación.

“Sabes, debería hacerlo”, dije. “La mayoría de los talleres de postura del pino son realmente intimidantes”.

“Sí”, dijo, “la última vez que hice un taller de postura del pino, el maestro nos dijo que subiéramos las piernas a la pared y luego nos empujáramos con los pies. La gente se caía, ¡y en un momento recibí un golpe en el ojo con un bloque!”. Ese último detalle me pareció casi increíble y lo comentamos entre risas. Nunca había tenido una experiencia tan extrema, pero la situación en general me resultaba muy familiar.

Mi experiencia con los talleres de postura del pino es que a menudo empiezan siendo divertidos, pero conllevan mucha prisa y energía mal dirigida. Se convierten en una clase llena de gente que se lanza con rapidez y sin control contra las paredes o desde ellas. Para ser justos, puedo decir que es difícil resistirse al fervor de cuarenta personas entusiasmadas con la postura del pino y, a menudo, imitándose entre sí de manera inconsciente.

Aunque he aprendido y me he divertido mucho en estos talleres, creo que los alumnos suelen salir de allí con la idea de que la postura del pino no es para ellos.

Ciertas personas y tipos de cuerpo tienen más facilidad para aprender a pararse de manos; si el resto del grupo se esfuerza en imitar a esos aprendices rápidos, comenzará a dudar sobre sus propias capacidades, sacrificando así la oportunidad de aprender. No obstante, aunque la postura del pino puede resultar más fácil para unos que para otros, casi todos podemos aprenderla e, incluso, llegar a disfrutar del proceso.

Empecé a dictar talleres llamados “Postura del pino para todos” gracias a aquellas risas compartidas en el viaje en metro años atrás. Cuando empezaron a venir alumnos de todas las edades y niveles, sentí que estaba en el camino correcto. Quiero que todo el mundo sienta la confianza, la energía y la introspección que se logra mediante la práctica de la postura del pino.

BENEFICIOS

Los beneficios de la postura del pino son profundos y están al alcance de más personas de lo que podríamos pensar.

Es uno de los ejercicios más emocionantes y provechosos que pueda haber, ya que no necesita ni mucho equipo ni una locación específica. Además, la postura del pino llega a todas las generaciones: es un disfrute e inspiración para niños y adultos por igual. Los beneficios físicos de esta postura incluyen: aliviar el cuerpo de los efectos de la postura sentada, eliminar la presión sobre la columna vertebral, fortalecer los brazos, las manos y las muñecas, mejorar la potencia, el control y la concentración, limpiar el sistema linfático, fortalecer los huesos y aumentar el flujo sanguíneo.

Desde una perspectiva mental y emocional, la postura del pino trae al alumno al presente, mejora su estado de ánimo y le proporciona alegría. La gran noticia es que no es necesario dominar la postura para obtener todos estos beneficios: ¡solo hay que emprender el viaje!

INVERSIONES MÁS SEGURAS

El pino entra en la categoría de posturas invertidas o inversiones —es decir, posturas que nos ponen boca abajo— con las que comparte muchos de los beneficios mencionados anteriormente. Si la comparamos con posturas invertidas como la del arado, la postura sobre la cabeza o la de la vela, el pino es una opción más segura para que la practiquen los principiantes y la enseñen los profesores con menos experiencia. No requiere de complejos accesorios para apoyar el cuello como la postura sobre hombros, por ejemplo. En mi experiencia, la mayoría de los alumnos puede aprender a armar la postura del pino de forma gradual y consciente, siempre y cuando el maestro entienda lo que necesitan los diferentes tipos de cuerpo y alumnos. (Al final de este artículo, encontrarás una descripción con sugerencias para adaptar la postura a las diferentes proporciones corporales).

INTROSPECCIÓN

La postura del pino también nos ofrece la posibilidad de profundizar en nosotros mismos. Puede mostrarnos cómo nos relacionamos con nuestro propio impulso, fuerza de voluntad y objetivos, así como la forma en que nos vinculamos con nuestros sueños. Como esta postura no puede desarrollarse de manera inmediata, nos permite observarnos mientras trabajamos para lograr un objetivo difícil. ¿Tenemos miedo de empezar? ¿O somos demasiado confiados o agresivos? Cuando no somos amables con nosotros mismos o competimos con los demás, en realidad nos encontramos retrocediendo.

Según mi experiencia, hay una curva de aprendizaje que siguen muchos alumnos (incluyéndome a mí) cuando practican la postura del pino: una vacilación intencional al principio, que genera una sensación de energía y entusiasmo a medida que se experimenta el “despegue” y notamos cierto crecimiento. Luego, durante la misma sesión de práctica, junto con una sensación de esperanza e impulso, aparece el apego.

Cuando los alumnos se cansan —con creciente distracción y, a veces, frustración— intentan recrear los momentos pasados (una tarea imposible cuando estás cansado, sin mencionar el hecho de que el pasado no se puede recrear). Esto facilita una conducta de riesgo o de práctica sin conciencia que, con frecuencia, se apodera de las personas en los talleres de postura del pino.

Debemos ser conscientes de esta curva de aprendizaje. Pasamos del entusiasmo al deseo de controlar el momento. Se parece mucho a la vida, ¿no? A la mayoría nos sucede y puede ser muy difícil dejar de hacerlo.

Una buena práctica para la vida es ponernos en el lugar de amables testigos ante esta experiencia tan humana que sucede en nuestro tapete. Cuando enseño la postura del pino, invito a los alumnos a que noten esta tendencia y a que se detengan en cuanto la detecten. Así, pueden descansar y, cuando recuperan el sentido de la paciencia y el equilibrio, vuelven a la práctica.

Nunca debemos subir a la postura en un estado de agotamiento, prisa o frustración. No hay nada como la postura del pino para enseñarnos el verdadero arte de cultivar un fuego que nos permita estar entusiasmados e inspirados, pero no tanto como para que se convierta en apego.

A continuación, te brindamos unos consejos prácticos para ayudarte a comenzar.

RECOMENDACIONES PARA LA PRÁCTICA

Nota: Estas pautas son indicadas para una práctica frente a la pared.

Hay muchas maneras de aprender a hacer la postura del pino, pero mi favorita es la que primero aprendes a saltar con un pie —de manera controlada— delante de una pared. Al principio lo haces desde un medio perro boca abajo y, a medida que se vuelve más fácil, con los pies más cerca de las manos. Intenta frenar el impulso hasta que el salto se convierta en una elevación lenta y elegante: el control que aprendes aquí es tu propio equilibrio.

LA SUBIDA

  • Separa las manos al ancho de los hombros y, si lo deseas, coloca una correa por encima de los codos, lo suficientemente apretada para que sientas un poco de resistencia. Esto sostendrá tus brazos y evitará que se fatiguen.
  • Entra en el perro boca abajoy luego camina con los pies en dirección a tus manos hasta quedar en medio perro boca abajo.
  • Levanta el coxis, activa los brazos y camina hacia delante todo lo que puedas mientras mantienes el equilibrio con tus manos.
  • Fija tu mirada en un punto que esté levemente por delante de tus manos. Esto te ayudará a mantener el equilibrio. Además, tener la cabeza levantada te servirá de contrapeso para lograr la postura del pino.
  • Separa los dedos de manera uniforme y prueba tu capacidad para estabilizar y soportar tu peso de forma equilibrada mientras tus pies siguen en el suelo. Tu mano no debe quedar plana, sino que debe tener un arco como el del pie: mantén la elevación en el centro de la palma de la mano y también en el punto donde el centro de la muñeca se une con la palma.
  • Alárgate desde el coxis mientras elevas una pierna y la llevas hacia atrás. Disfruta de la sensación poderosa que se genera al estirar el cuerpo por completo.
  • Mantén la pierna levantada recta o en posición neutral (sin rotarla externamente, ya que esto puede desviarte al saltar) y flexiona bastante la rodilla inferior.
  • Para elevarte de un salto, apóyate sobre el metatarso del pie que tienes en el suelo, mantén la flexión de la rodilla y empuja suavemente hacia arriba.
  • Trabaja en esta posición durante un rato para que sientas confianza cuando saltas y puedas despegarte del suelo con mayor facilidad, antes de avanzar en la postura.

SEGUNDA ETAPA

  • Al saltar, usa el pie de la pierna extendida para elevarte con fuerza. Deja que el talón guíe a la pierna y al resto del cuerpo en dirección al techo para llegar a la vertical. Trata de fluir con el movimiento y no de forzarlo.
  • Cuando sientas que tienes control de la posición vertical, levanta lentamente la pierna que está flexionada para que se junte con la otra; al principio, la pierna extendida se apoyará contra la pared o quedará cerca. Alejarse de la pared puede llevar semanas o meses, ¡así que no te preocupes por eso! Juega y avanza tan despacio como sea necesario, sin preocuparte por si tus pies tocan la pared o logran alejarse de ella. Tarde o temprano encontrarás el equilibrio y serás capaz de estirar la segunda pierna junto con la primera y alejarte cómodamente de la pared el tiempo que quieras.
  • Ahora prueba con la otra pierna.
  • ¡Disfruta del proceso de transformación y aumenta poco a poco tu habilidad para mantener el equilibrio durante más tiempo!

Handstand

UNA VEZ QUE ESTÉS ARRIBA

USA TU CORE

Evita el “abdomen plano” en el pino, no escondas el coxis ni aplanes la curva natural de la columna vertebral. Activa tu core (los músculos oblicuos internos y externos) para evitar que tu cuerpo quede en forma de “banana”, ya que esto puede desequilibrarte. Contrae las costillas inferiores como si estuvieras en tadasana (postura de la montaña); utiliza la parte inferior de tu core, el psoas mayor, el recto abdominal y los erectores de la columna para levantar las piernas y el coxis en dirección al cielo.

ACTIVA LAS PIERNAS

Dorsiflexiona los pies y activa las piernas; levanta los talones directamente hacia el cielo. Trata de juntar las piernas y levantarlas desde la línea central; también puedes probar dejar las piernas a una distancia cómoda y elevar los talones. Observa lo que te enseña cada una de estas posiciones. Una vez que hayas experimentado la postura con los talones hacia arriba, prueba poner los pies en punta.

EL DESCENSO

Vuelve al suelo lo más despacio posible, elevando el coxis mientras mantienes una pierna en alto y lentamente haces descender la otra. Presiona las yemas de los dedos y la base de los nudillos contra el piso mientras mantienes el arco de la palma de la mano y elevas la muñeca para estabilizarte, ¡verás cómo tu peso se desplaza! Utiliza tu core para descender lentamente. Por lo general, bajar de la misma manera en que subes resulta la mejor forma de aprender y de mantener el equilibrio.

PRUEBA LA POSTURA DEL PINO EN DIFERENTES ENTORNOS

¡Practica en todos lados! Prueba diferentes escenarios, como la arena, la tierra, el suelo plano o levemente inclinado.

PRACTICA CON GENTILEZA

Lo más importante es que seas compasivo contigo mismo, que estés consciente de lo que te sucede en el plano emocional y mental cuando practicas. Si observas que te frustras, te pones controlador, competitivo o un tanto hiperactivo, permítete descansar y soltar hasta que logres calmarte o vuelvas a sentir curiosidad y ganas de jugar.

AL FINAL DE LA PRÁCTICA

Recuerda descansar, saborear y liberarte del impacto de la postura del pino. ¿Qué efecto ha tenido hoy? ¿Alegría y exuberancia? ¿O control y frustración? Libera toda sensación, descansa y comienza de cero la próxima vez.

CUÁNDO NO DEBES PRACTICAR

Evita el pino si tienes contraindicaciones para realizar posturas invertidas o para sostener peso con las manos, también si tienes problemas oculares o presión arterial alta sin tratamiento. Ante cualquier duda, consulta a tu médico antes de practicarlo.

A menos que ya tengas una práctica consistente de la postura del pino, generalmente se recomienda que la evites durante el embarazo.

CONOCE TU TIPO DE CUERPO

Si tienes hombros anchos: probablemente tendrás más facilidad para hacer esta postura (aunque esta postura rara vez es “fácil”) porque tu centro de gravedad está más cerca del suelo; si tienes los brazos relativamente cortos y los hombros anchos, esto puede ser particularmente ventajoso. Evita utilizar demasiado los músculos y aprende a subir con elegancia, activando la fuerza del core y procurando una buena alineación; sigue el resto de las instrucciones indicadas anteriormente.

Si tienes brazos cortos con hombros igual de anchos o más angostos que tus caderas: aprender a realizar la postura del pino puede llevarte más tiempo que a los alumnos que tienen hombros anchos con extremidades cortas, ya que les proporciona una base de apoyo más amplia y cercana al suelo, lo que genera mayor estabilidad. Concéntrate en subir con elegancia y lentitud y aplica estas dos cualidades a todos los aspectos de tu equilibrio.

Si tienes cuerpo redondeado o brazos cortos y hombros estrechos: prueba usar una o dos correas alrededor de la parte superior de los brazos. Ya que subir a la vertical te requerirá más fuerza que a otras personas, siempre que te sea posible ayúdate con una plataforma que te permita tener los pies un poco más arriba que las manos, con una superficie que sea segura tanto para impulsarte como para “aterrizar”. Tu maestro puede ayudarte a acomodarte.

En un centro en el que solía dar clases, tuve la suerte de disponer de un banco de unos treinta centímetros de altura y un metro de profundidad. Por lo general, en mis clases utilizo tarimas o plataformas para que los alumnos puedan tener una experiencia concreta que les permita subir a la vertical con seguridad. Tú también puedes encontrar la forma de crear estos espacios en tu casa. Para hacerlo con seguridad, comprueba que lo que usas como apoyo sea estable y practica para adquirir fortaleza y confianza levantando una pierna por vez en este nuevo escenario.

Como podrás ver, no hay razón para demorar la práctica de una postura que ofrece tantos beneficios, entre ellos, darle una inyección de alegría, energía y confianza a tu día.